“Las intuiciones sin conceptos son ciegas; los conceptos sin intuiciones son vacíos; solo en su conjunción surge el conocimiento” (Kant)
“Todo el conocimiento humano empieza con intuiciones, sigue con conceptos y termina con ideas” (Kant)
“Todo se conoce, no por sí mismo, sino por la capacidad de quien conoce” (Boecio)
La Teoría del Conocimiento de Kant
Kant criticaba a racionalistas (como Leibniz y Descartes) por apoyarse exclusivamente en la pura razón. Los llamaba “racionalistas dogmáticos”. También criticaba a los empiristas puros (como Locke y Hume) que afirmaban que todo el conocimiento surge y se reduce a la experiencia. Su filosofía −una teoría del conocimiento presentada en su obra “Crítica de la Razón Pura”−, pone el acento en la relación diádica entre sujeto (conocedor) y objeto (de conocimiento):
Para Kant, en el conocimiento intervienen tres elementos:
La intuición.
Es la capacidad de estar en contacto directo con conceptos innatos, universales, necesarios y a priori, es decir, previos a la experiencia sensible. Por ejemplo, el espacio y el tiempo son intuiciones que no se pueden definir en términos de otros conceptos porque son conceptos primarios o puros.
Los conceptos puros o primarios son, además del espacio y el tiempo, las categorías filosóficas, que son los conceptos puros del entendimiento. Hacer un juicio es conceptualizar a través de las categorías filosóficas.
Los conceptos puros o primarios constituyen el fundamento del conocimiento, aportan unidad al conocimiento de los diversos fenómenos y hacen posible la experiencia.
La experiencia sensible, la experiencia del mundo físico.
La experiencia se fundamenta en las intuiciones, en las categorías filosóficas, que son los conceptos a priori. Sin estos conceptos a priori no puede tener lugar la experiencia.
Los conceptos.
Son los intermediarios entre las intuiciones y la experiencia. De las intuiciones y la experiencia sensible surgen los conceptos. Toda percepción implica una interacción entre el sujeto percibidor y el objeto percibido. Conceptos e intuiciones se necesitan mutuamente y de su conjunción surge el conocimiento.
Según Kant, hay un mundo nouménico incognoscible a nivel racional, pero intuitivo y a priori. Y hay un mundo fenoménico que se puede experimentar y entender y del que surgen los conceptos. Solo podemos conocer los fenómenos, lo externo que capta nuestro entendimiento. La esencia de las cosas (el nóumeno), la cosa en sí, no se puede conocer racionalmente, pero sí intuir a través de las categorías filosóficas innatas, universales y a priori. La razón es insuficiente para conocer la naturaleza profunda de la realidad.
Los tipos de juicios
Kant distinguía dos tipos de juicios en función de su aportación al conocimiento:
Analíticos.
Son aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto, es decir, el predicado es una explicación o definición del sujeto o bien del sujeto podemos deducir su predicado. No aportan conocimiento nuevo, no son extensivos. Por ejemplo: “los solteros son los no casados”, “todos los cuerpos son extensos”, “el triángulo tiene tres ángulos”. Un ejemplo matemático es el principio de no contradicción: un objeto tiene un predicado o no lo tiene.
Sintéticos.
Son aquellos en los que el predicado no está incluido en el sujeto. Aportan conocimiento nuevo, son extensivos. Por ejemplo, “Jorge mide más de 1,8 metros”.
Kant también distinguía dos tipos de juicios, en función de la experiencia:
A priori.
Son juicios independientes de la experiencia. Los podemos establecer sin acudir a la experiencia. Son universales y necesarios. Los ejemplos mencionados de los juicios analíticos son juicios a priori.
A posteriori.
Son juicios que surgen de la experiencia. Necesitamos de la experiencia para establecerlos. Son particulares y contingentes. El ejemplo mencionado de juicio sintético es un juicio a posteriori.
Combinando juicios analíticos y sintéticos con juicios a priori y a posteriori, salen cuatro tipos de sentencias:
Analíticas a priori.
Sintéticas a priori.
Analíticas a posteriori.
Sintéticas a posteriori.
De estas cuatro formas, la tercera es contradictoria, por lo que no la considera, centrándose en las otras tres.
La “revolución copernicana” de Kant
Antes de Kant, se admitía que todos los juicios analíticos eran a priori, y que todos los juicios sintéticos eran a posteriori. Pero Kant postula que existen juicios sintéticos a priori. Por ejemplo, “La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos” no es un juicio analítico porque el predicado no está incluido semánticamente en el sujeto, y tampoco es un juicio a posteriori porque nos consta su verdad sin acceder a la experiencia (basta la razón pura).
Los juicios sintéticos a priori:
Son juicios establecidos a priori (no se necesita de la experiencia sensible) y a la vez aportan conocimiento, por lo que son sintéticos.
Proceden de la experiencia pero que no son comprensibles a partir de la experiencia sensible únicamente.
No se ocupan tanto de los objetos, sino de nuestro modo de conocerlos.
Están ligados a nuestra autoconciencia.
Constituyen el fundamento de la ciencia moderna, sus principios.
Antes de Kant, se consideraba que el proceso de conocimiento era pasivo por parte del sujeto cognoscente. Con Kant, el sujeto cognoscente es activo y construye interiormente (mentalmente) los fenómenos percibidos en función de sus facultades cognoscitivas. Vemos los fenómenos a través del filtro de nuestra estructura mental. Es el sujeto el que interpreta el objeto.
La posición de Kant se denomina “idealismo trascendental”, un idealismo de tipo subjetivo, diferente del idealismo realista de Platón. “Platón no se dio cuenta que de que, con todos sus esfuerzos, no avanzaba nada, ya que no tenía punto de apoyo” (Kant). El idealismo es una teoría filosófica que sostiene la primacía de las ideas, incluso su existencia independiente (como en la teoría de Platón).
La teoría del conocimiento de Kant es uno de los grandes hitos de la historia de la filosofía y de la filosofía de la ciencia. El propio Kant afirmaba que había realizado una “revolución copernicana” en la filosofía y que su sistema filosófico era completo: “Me atrevo a afirmar que no queda ni un solo problema metafísico sin resolver o sin que por lo menos ya se haya proporcionado la llave para su solución”. Antes de Kant, el conocimiento se regía por el mundo exterior. Con Kant, la fórmula se invierte: el mundo exterior se rige por nuestro mundo interior; el sujeto es el centro metafísico. Con Kant comienza verdaderamente la filosofía contemporánea. Kant es el Aristóteles moderno.
El conocimiento matemático
Kant intentó sintetizar las dos corrientes filosóficas que se debatían en su tiempo en torno al problema del conocimiento en general y del conocimiento matemático en particular: el racionalismo y el empirismo.
Para los racionalistas, el conocimiento matemático es a priori, previo a toda experiencia sensible. Para los empiristas, el conocimiento matemático es a posteriori, surge con la experiencia del mundo físico.
Para Kant, los juicios matemáticos son sintéticos, a priori, universales y necesarios:
La matemática está fundamentada en el espacio y el tiempo.
El espacio y el tiempo son intuiciones a priori.
El espacio es estudiado por la geometría. El tiempo es estudiado por la aritmética.
Los axiomas de la matemática no son principios lógicos, sino construcciones baadas en las intuiciones de espacio y tiempo.
Las categorías kantianas
Para Kant, hay 12 categorías fundamentales, organizadas en 4 grupos de 3 cada uno:
Grupo
Categorías
Cantidad
Unidad Pluralidad Totalidad
Cualidad
Realidad Negación Limitación
Relación
Inherencia Causalidad Correlación
Modalidad
Posibilidad Necesidad Contingencia
Características de las categorías:
Las categorías son los conceptos puros del pensamiento, los conceptos raíces y transcendentes del entendimiento. Son conceptos a priori, innatos, es decir, previos a la experiencia, no empíricos. Son marcos mentales dentro de los cuales las percepciones (incluido el espacio y el tiempo) adquieren sentido. Las categorías a priori son las que hacen posible la experiencia.
Las categorías están asociadas al mundo interno. Lo universal y necesario procede de nuestro interior, de nuestra propia mente, y no del mundo real externo.
El mundo exterior es responsable sólo de las sensaciones, de las percepciones de los fenómenos. Para hacerlos inteligibles, la mente los asocia a conceptos, estructurando así la realidad. Los conceptos tienen una función unificadora. “La función de los conceptos es reducir a una unidad la multiplicidad de las impresiones sensoriales”.
El espacio y el tiempo no son conocimientos empíricos; son intuiciones, también a priori, como las categorías.
Hay que distinguir entre forma y contenido. La forma es a priori (independiente de la experiencia). El contenido procede de la experiencia. Las formas son las categorías, el espacio y el tiempo. La forma se asocia con la cualidad y el contenido con la cantidad.
Gracias a las categorías podemos pensar (construir juicios) sobre los fenómenos. Hacer un juicio es categorizar o establecer relaciones entre categorías. El entendimiento es la facultad de hacer juicios por medio de conceptos.
El “yo” no es una categoría, es la unidad trascendental de la conciencia, la que realiza la síntesis de las categorías.
Espacio y tiempo
Espacio y tiempo son intuiciones primarias y fundamentan a las demás intuiciones (las categorías filosóficas). Sus características son:
Espacio y tiempo son infinitos, continuos e indivisibles.
El espacio es tridimensional y esencialmente uno. Los diferentes espacios son manifestaciones de ese único espacio.
El concepto de espacio no se deriva de la experiencia de observar las relaciones entre los objetos. En cambio, para Locke, Leibniz y Berkeley, el concepto de espacio surge de las relaciones físicas entre los objetos.
El espacio no es un contenido, sino un contenedor o continente de objetos.
Es imposible representar el espacio.
El espacio y el tiempo son condiciones de posibilidad de la objetividad de los fenómenos e independiente de ellos. La experiencia de los fenómenos es posible gracias al espacio y el tiempo.
Kant concebía tres tipos de espacios:
El espacio externo, empírico y perceptible
El espacio interno o gnoseológico, que contiene conocimientos interrelacionados y que forman una estructura.
El espacio lógico, de pura razón. No es un ente real. Conecta espacio interno y externo.
MENTAL como Teoría del Conocimiento
Todo, mundo interior (mental) y mundo exterior (físico) son manifestaciones de los arquetipos primarios. Los arquetipos primarios constituyen un conocimiento a priori, intutivo, universal y necesario. Estos arquetipos primarios son las primitivas semánticas universales de MENTAL, que son a la vez categorías filosóficas. La conexión entre mundo exterior y mundo interior es lo que crea la consciencia y lo que permite el conocimiento.
La filosofía de los arquetipos primarios o arquetipos de la conciencia es más simple y más universal que la de Kant. Es el fundamento de la ciencia universal. Es una revolución copernicana aún más profunda que la kantiana. Está en la línea de los arquetipos junguianos y del lenguaje neutral que buscaban Jung y Pauli. Además las categorías constituyen un lenguaje universal en el que la semántica estructural y la lexical coinciden.
El centro de todo no es el sujeto cognoscente, como decía Kant, sino los arquetipos primarios, los arquetipos de la conciencia, que conectan y fundamentan el mundo interno y el mundo externo. La realidad sigue el principio de economía utilizando los mismos principios universales.
Desde el punto de vista actual, lo analítico corresponde al modo de conciencia del hemisferio izquierdo, y lo sintético corresponde al modo de conciencia del hemisferio derecho. Entonces la analogía con la filosofía de Kant (de los tres niveles asociados al conocimiento), sería la siguiente:
Las primitivas semánticas son sintéticas, universales, necesarias y a priori. Son el fundamento de todo. Corresponden a la intuición.
Las expresiones concretas (combinación de instancias de primitivas semánticas) son analíticas, particulares, contingentes y a posteriori.
La interpretación de las expresiones concretas son los conceptos, que son de naturaleza abstracta y pueden corresponder o hacer referencia al mundo interno (mental) o externo (físico).
Otras características diferenciadoras respecto a la teoría del conocimiento de Kant son:
Para Kant, las categorías filosóficas son el fundamento del conocimiento.
En MENTAL, las categorías son el fundamento de toda la realidad física y mental. Son lo más profundo y a la vez lo más real. En las categorías converge todo. Son los géneros supremos de las cosas, que se manifiestan en todos los planos de la realidad y en todas las ciencias, especialmente en las ciencias formales (lingüística, matemática, informática, etc.).
A pesar de que Kant intentó diferenciarse de Platón, la teoría de las Ideas (o de las Formas) de Platón es más genérica que la de Kant. Platón fue el precursor del concepto de arquetipo desarrollado posteriormente de manera amplia por Jung. Para Jung, los arquetipos son los postulados básicos de la razón, y son análogos a las formas platónicas y similares a las categorías kantianas.
En MENTAL, la forma está asociada a las categorías, a los arquetipos primarios. Según Jung, los arquetipos son formas sin contenido. Y el contenido son las expresiones o manifestaciones de los arquetipos primarios.
Kant entiende las categorías, además de conceptos puros del entendimiento, como “condiciones de posibilidad”. En MENTAL las categorías son grados de libertad o dimensiones de los mundos posibles.
Para Kant, espacio y tiempo son intuiciones, pero no forman parte de la categorías filosóficas, sino que son su fundamento. En MENTAL, espacio y tiempo son conceptos abstractos que trascienden lo físico y lo mental. Conectan mundo interno y mundo externo, como el espacio lógico de Kant. El espacio abstracto de MENTAL se crea a partir de las relaciones entre las expresiones.
Bibliografía
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Ferraris, Maurizio. Goodbye, Kant!: Qué queda hoy de la “Crítica de la razón pura”. Editorial Losada, 2007.
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Muguerza, Javier (y otros). Kant después de Kant. Editorial Tecnos, 1989.